La primera vía es el capitalismo que ha devenido neoliberalismo, se le suele llamar liberalismo y conduce a la desaparición del capitalismo liberal en los países imperialistas, progresivamente de 30 a 20, de 20 a 10, de 10 a 5, de 5 a 2, y de 2 a 0, sin pasar por uno pues no tendrían los cobardes donde asilarse. Recordemos que Alemania, Francia y Japón ya no cuentan con perspectiva comprobable de supervivencia de no cambiar de paradigma en cuanto a formación económica y social, modos de producción y concepción de la teoría del valor, que no debería ser la de ningún marxismo clásico o innovador. Merece detenernos en estos y otros países que cayeron antes, como Italia u España, pues sólo perviven en función de USA sobreviviendo haciendo malabares y dando manotazos de ahogado.
La segunda vía es la socialdemocracia y conduce al aparecer del transitorio keynesianismo y del comunismo anti imperialista, a estos dos anteultimos no los consideramos vías pues ya no existen. Y consideraríamos a Cuba, Venezuela y Corea como remanentes heroicos de causas perdidas. Borges decía que caballero es aquel que defiende causas perdidas: Resulta inútil hablar con Daniel Ortega o Nicolás Maduro acerca de marxismo y alteridad evolutiva: son un refrito nacionalista al mejor estilo Torrijos, un bien necesario para alumbrar nuevos caminos y oponer certidumbre a falsedad (SIC) .Nos explicaremos más adelante acerca de algo tan aparentemente confuso.
La tercera vía fuera el laborismo de Tony Blair, así se le llamara, tercera vía, y hoy dicha acepción hoy en día es una trampa cazabobos ideada por los arquitectos de la primera vía para distraer a jóvenes con ideales y confundirlos con incertidumbre y malicia cual la CNN para el gran público en el actual paradigma neoliberal que requiere reformas estructurantes.
La cuarta vía es el capitalismo de estado que aparece en China y Rusia como una escisión de la segunda como comunismo y que se moderniza hasta desaparecer en el marasmo de la crisis imperialista sumergida en una maraña de contradicciones insalvables que son el fruto de decisiones onda transar, onda, trazar y trenzar, y así sucesivamente olvidando al fin toda noción práctica de solidaridad internacional e internacionalismo, propias del comunismo, es decir, mucho de razón de estado y poco y nada de comunismo. Tal fuera una obvia vía fracasada, el Segundo Mundo con un aproximadamente casi un tercio del PBM, salvo recreaciones o engendros onda «República Bolivariana de Pakistán Oriental», en un intento por recrear una tercera Internacional bajo el por lo menos curioso nombre de Internacional Bolivariana: recuerden los esfuerzos o la proclama de Chávez, y la desafortunada semejante formulada por mi persona en pleno auge del frente del populismo con el reformismo de recrear una 5° Internacional que se expandiera desde América Latina con cabecera de llegada a los capitalismos de estado. ¡Un disparate más propio de un atolondrado que de un inteligente! Y que fuera fruto del contagio de la alegría popular, creo entender y considero que no me equivoco nuevamente al efectuar otro planteo acorde a la gravedad de la situación que recorre el mundo.
La quinta vía es la que exponemos dialécticamente y en desarrollo permanente aquí en el presente complejo temático, y que da a las otras cuatro vías por vías muertas del desarrollo económico y social: ya no somos ni comunistas ni liberales. Somos optimistas o partidarios de la universalidad del pensar humanista y nos inscribimos en un marco más de Santos que de Uribe, haciendo hincapié en el entendimiento mutuamente acordado más que en el estancamiento y el diletantismo retardatario.
Certidumbre Atrevida 